Venus en Cáncer, o el nacimiento de la Individuación

Lo Otro representa la cualidad de nuestro inconsciente al cual debemos conquistar en algunos Venus o conectarlo con la estructura de lo familiar en otros, y esto es una metáfora del difícil viaje por la individuación. En Venus en Cáncer, Lo Otro es representado por un estado numinoso, de completud interior, voluptuosidad y placer, una atmósfera posible en la medida que sea contenida y protegida del afuera. La contención para Lo Otro de Venus en Cáncer será “el otro”, como siempre, representado por el punto especular de Venus en Cáncer. Entonces Capricornio será el nexo que permitirá conectar al nativo con este estado de completud interior, representando la estructura segura y estable que permite a Venus en Cáncer vivir su idílico estado.

El otro en Venus en Cáncer (es decir, Capricornio) garantiza al nativo experimentar estos estados, sea con el-otro-que-garantiza, o sea con un tercero (en discordia para el otro, más no para el nativo). Sí, si se imaginan la posible tendencia hacia la decadencia sexual entre Venus en Cáncer y su pareja, están acertados. De la misma forma que no podemos disfrutar de las vigas y los ladrillos debajo de nuestra tan querida alfombra, tampoco podemos del otro que, en este caso, garantiza desde su lugar de viga el mismo placer que nos brinda la moqueta.

Cuando urge la necesidad de seguridad se apresura la institución (Capricornio) del matrimonio, y el placer se lo lleva otro... o se lleva hacia otro.

En este Venus, como podemos apreciar, están discriminadas naturalmente las ideas de placer y estructura. Al mismo tiempo la estructura garantiza la conexión con Lo Otro que representaría un estado de placer muy particular, ligado al sueño y la fantasía. De ahí que se constituya una polaridad tensa entre realismo – ensoñación. El otro de Venus en Cáncer, encarna ese realismo, que permite al nativo catapultar su consciencia a la ensoñación. La tendencia es: una vez conseguida la estructura que garantiza el otro, éste también anule el ensueño por mero contacto. Es en este caso cuando se suele constituir un romanticismo exacerbado que conducirá de forma irremisible al alejamiento de la misma estructura que lo permite: el otro. Cuando hay un soñador en una pareja, es probable que la otra parte sea tan realista como el nativo lo es de soñador.

En síntesis: el otro de Venus en Cáncer provee los elementos, la estructura, para que el nativo pueda soñar dentro de un mundo que puede volverse una prisión, pues lo que contiene potencialmente también discrimina. Veamos la mecánica en lo concreto: El nativo demandará, las más de las veces de forma inconsciente, del otro seguridad, rutina, estructura, bien puede ser la constitución temprana de una familia o de un proyecto en común (un negocio o emprendimiento).

Y tenemos dos casos o tendencias básicas:

1. Una vez constituidas las bases sólidas de seguridad y compromiso. Venus en Cáncer pujará por abrir espacios para su libertad, donde el otro estará excluido, esto va desde una frondosa imaginación donde el nativo depositará mucho de su deseo, o actividades “personales” no compartidas con el otro hasta un amante donde canalizará un exagerado romanticismo. Este movimiento se ve muchísimo más en aquellos Venus en Cáncer que conforman la parte activa (o dominante) de la pareja, bien puede ser el nativo varón o mujer.

2. Una vez constituidas las bases sólidas de seguridad y compromiso. Venus en Cáncer se sentirá atrapado, tal vez y exagerando los términos: subyugado ante el egoísmo del otro, del cuál no se puede liberar. En este caso se dispara la fantasía, y se vive el sueño: se tejen proyectos irrealizables, aparece una profunda procrastinación, se sueña con ser y nunca se termina de dar el paso hacia la acción que lleva objetivamente a ser (pues muy profundamente lo objetivo se lo ha llevado el otro), en muchos matrimonios en este caso se transfiere el “problema” a los hijos, a quienes se le achaca la causa inexistente por la cual es imposible liberarse, o es preciso realizar el “sacrificio” de sostener el patrón que se sufre. Este movimiento se ve muchísimo más en aquellos Venus en Cáncer que conforman la parte receptiva (o sumiso) de la pareja, bien puede ser el nativo varón o mujer.

Hay una razón por la cual equiparamos en el texto lo activo con lo dominante y lo receptivo con lo sumiso, sabiendo la carga peyorativa de tal asociación. Esto es porque en Venus en Cáncer se extrema lo receptivo-femenino con su opuesto activo-masculino, como si receptividad y acción concreta no pudiesen convivir en un mismo cuerpo. Es por eso que en las relaciones de Venus en Cáncer siempre uno se lleva todo lo asociado a la parte femenina de la psique y el otro toda la parte masculina, una discriminación tan fuerte de ese tipo llevó a Jung (Venus en Cáncer) a plantear el tema de una forma muy original para su tiempo. Adaptemos su visión a nuestra tesis:

Decimos que el otro en Venus en Cáncer le garantiza conectar con Lo Otro, pero lo Otro es el inconsciente según nuestros prolegómenos, por lo tanto el otro le provoca al nativo una inundación, o posesión, fuerte por su ánima (en el caso del hombre) o por su ánimus (en el caso de la mujer). La posesión por el ánima/ánimus es un efecto secundario de la conexión con Lo Otro de Venus en Cáncer, es decir la apertura al sueño, romanticismo y estados numinosos de consciencia. Este punto debe quedar muy claro, pues es lo que justifica la presencia de esta visión junguiana dentro de la mecánica de Venus en Cáncer.

Cuando el ánima inunda la psique del varón se intensifican las reacciones emocionales, se vuelve caprichoso y muy vanidoso. Ante esta sensibilización del varón y en el caso de que no pueda evadirse a mundos interiores que le permitan salvaguardarse de la potencia que en compensación encarnará su pareja, a quien percibirá peligrosa, buscará rebajar a su amante por medio de comentarios insidiosos cuya meta será la de rebajar y anular al otro en su manifestación creativa.

Cuando el ánimus inunda la psique de la mujer le da la convicción de que todo lo que piensa y hace es correcto. La mujer, cuando está gobernada por su ánimus no se deja conmover por ninguna lógica del mundo, expresa Jung en su obra Aion. Su ánimus invoca opiniones y lógicas muy arraigadas ya que no consiste en reflexiones sino en opiniones.

El sueño romántico del hombre de Venus en Cáncer es emocional, y el de la mujer lógico. Puesto que el logos mana de una fuente cuyas cualidades son claramente masculinas, es inevitable una masculinización de la mujer que llevará tarde o temprano a un alejamiento del eros. Es así que, como dice Jung, una mujer poseída por el ánimus está siempre en peligro de perder su feminidad. Asimismo el hombre progresivamente se alejará del logos, volviéndose infantilmente emocional, un hombre poseído por el ánima está siempre en peligro de perder su impulso hacia la vida y espíritu de conquista, volviéndose un niño que no podrá apartarse demasiado de su amante, quien le ofrece la contención de una madre paciente en sus caprichos.

Le recomiendo al lector, si quiere profundizar más en estos temas, investigue los conceptos aquí presentados en la obra de Jung, y pueda contrastarlos a la luz del presente artículo.

El otro aquí es la provocación al sueño, al romanticismo, esa es la forma seductora del inconsciente personal cuando intenta inundar la conciencia como ánima (en la mujer) o ánimus (en el hombre).

El viaje de Ishtar en este Venus es el viaje de la integración del ánima/ánimus como medio principal para la individuación. Este artículo se propuso mostrar cuál es el camino de Venus en Cáncer, hablar de él habiendo tanto material muy bueno sobre el tema, sería exceder los límites de este blog y, obviamente, los míos también.

Volvamos al principio...

De Aries a Sagitario, en el orden dispuesto en el índice fuimos notando una progresiva interiorización de la parte desprendida, hasta llegar a Sagitario donde expresamos: “Lo Otro (que llamamos en este caso Exterior) no es la parte desprendida como en todos los anteriores Venus. Lo Otro en Venus en Sagitario está en sí mismo, su trabajo por lo tanto no es conquistarlo sino conectarlo con la estructura de lo familiar.

Una vez que Cáncer interioriza lo otro, no necesitará más de la versión concreta y externa para definir, e incluso explorar, su relación. Pensemos en un pintor, o un escultor, cuyo modelo vivo transfiere “vida” a su obra mediante su arte. Imaginemos aquí como la carga libidinal se desplaza del modelo vivo hacia la obra conforme la misma se va realizando, hasta el punto en que todo desaparece entre el artista y su obra, incluido, por supuesto, el modelo vivo. Ahora pensemos en este hecho hipotético de una forma que se repita, en un patrón de relación triangular entre el artista (nuestro Venus en Cáncer), Lo Otro (el modelo vivo, que también es el otro-pareja) y la obra (el verdadero Otro del artista). Utilizando un poco de simbolismo diríamos que el otro fecunda (como acción dinamizante) la imagen psíquica (el verdadero Otro de Venus en Cáncer) con quién el nativo conforma su unión. Eventualmente necesitará la estabilidad del “modelo vivo”, su presencia para garantizar el sentido y continuación del otro de su imaginación.

¿Pero qué estamos diciendo aquí, acaso el nativo/a Venus en Cáncer no se relaciona con el otro sino con una imagen que se hace a sí mismo, y en el caso de que esto sea así, a quién no le pasa un poco eso? Lo que varía no es lo que pasa sino el recorrido, Venus en Cáncer parte del otro para acabar enfocado en una imagen que necesitará del otro para subsistir, el otro pasa a un claro segundo plano, aunque muy necesario.

Con esta dinámica no estamos muy alejados de la mecánica de la maternidad, que tanto se le achaca a Cáncer. Cuando nace un niño, dentro del marco de la pareja, el padre es el que suele pasar a un segundo plano, aunque muy necesario en función de garantizar la subsistencia del hijo. La madre nutrirá al niño en sus primeras fases, mientras el padre será garantía de seguridad.

En fin, en Venus en Cáncer aparece el tercero, y este tercero es lo que en los anteriores Venus era el otro (la pareja). En este venus la pareja deja de ser complemento para ser quien “legitima”, “permite”, “hace accesible”, “garantiza”, el “modelo vivo” de la unión del nativo con la obra que nunca será del todo “su” obra. La cantidad de dramas psicológicos (algunos felices y otros no tanto) que pueden desprenderse de este párrafo, creo, pueden foguear la creatividad teórica de cualquier amante de Freud.

Nosotros describimos estructuras y no tanto psicologías, aunque sean muy utilizadas para describir estructuras y mecánicas de comportamiento asociadas a diversos emplazamientos astrológicos. Es por esto que seguimos en esta línea y no cruzamos los límites de lo que otros hacen mejor en su campo de investigación.

Es interesante comprender las diversas etapas del recorrido (en polaridades) que realizamos de Venus en el orden planteado, es decir: Aries, Libra, Tauro, Escorpio, Géminis, Sagitario... En éste último encontramos que el otro no es tan importante como parece a los anteriores signos: Por eso es el Venus Buscador -de esa conexión-, es el Venus religioso en el sentido de re-ligar la parte Exterior pero inherente con la parte, también inherente, de lo familiar. Falta el elemento que le asegure esa conexión con el Exterior y así hacer efectiva la ampliación por medio del “re-ligar”. En Sagitario vemos como Lo Otro es lo Exterior, y el otro es el elemento que le asegura o posibilita esa conexión con el Exterior.

En Venus en Cáncer pasa algo parecido, el otro es quien asegura una conexión con Lo Otro, y esto pasará de aquí en adelante en los Venus siguiente. En Cáncer aparece una enorme novedad en nuestro viaje, y es la participación en la creación y configuración de Lo Otro. Lo otro siempre es aquello hacia lo cuál nos vemos impulsados con Venus, y define mucho de nosotros, y de nuestro lugar en la evolución de Venus. Hasta Cáncer siempre se mantiene “independiente” de nuestro influjo, ahora la cosa cambia y nos volvemos co-creadores de lo otro, y esto es un paso muy importante, muy maternal. De todos modos para ello todavía es necesaria una referencia a modo de “modelo vivo”, es decir: el otro. Lo Otro aquí se permite ser tocado, es transigente, incluso asume en parte lo que deseamos siempre y cuando, y esto es lo importante, el nativo se ocupe de garantizar la presencia del otro como garantía y acceso a esta posibilidad.

Es por esto que Venus en Cáncer intentará fijar a el otro en un lugar que no provoque ni molestias ni obstáculos, que ocupe un espacio claro, rutinario y sin irregularidades, viéndose por esto claramente atraído hacia personalidades que prometan este tipo de permanencia y seguridad. De ahí que suelen ser personas que establezcan compromisos bastante rápido, siendo común ver muchos Venus en Cáncer rápidamente casados siendo aún muy jóvenes, e inexpertos. La pareja es, claro está, es quien garantiza la cercanía a Lo Otro, que aparece comúnmente como un tercero.

Lo interesante es poder detectar la gama posible que se abre en función del lugar que ocupe ese tercero dentro de la relación con el otro. Lo importante es entender que lo otro en Venus en Cáncer es más un estado que una cosa o persona, y representa momentos casi exaltados de consciencia, emocionales, de completud que tienen gran resonancia con el regente esotérico de Cáncer: Neptuno. Pero más allá de esa afinidad representa un acontecimiento de unión efímera, o alineamiento, con el inconsciente personal. Un destello de resquebrajamiento de toda dualidad, una matriz creativa que precede toda creación concreta.

Sólo el lector que posea este emplazamiento es capaz de entender a fondo el párrafo anterior, y darse cuenta que el viaje de su Venus siempre ha sido la búsqueda de poder recrear ese estado, de generar el ambiente adecuado para dicho acontecimiento de la consciencia. Asumirá primero las formas del romanticismo, luego de un amor más puro y sagrado, hasta diversas formas de conexión mística. Y más allá también, donde el nativo es capaz de despertar en sí mismo un poder creador enorme a partir del conocimiento y manipulación de las leyes de polaridad sexual que se hayan al interior de su psiquis.

Venus en Cáncer refiere al don oculto de la creación de formas muy sutiles, casi mágicas. Jung (cuyo emplazamiento de Venus era en Cáncer) consideraba que el proceso de individuación comenzaba a engendrarse desde dentro de la persona hasta “dar a luz” en la consciencia iluminada por el sí mismo.

Es un gran Viaje el de Venus en Cáncer. 

De «El Libro Azul».

Comentarios