El símbolo de Capricornio

No conozco literatura que explique claramente los símbolos del zodíaco desde una visión arqueológica o histórica, algo así como una genealogía de cada símbolo, o la manera en que fueron adquiriendo su forma.
Sí estoy familiarizado con cierta literatura que habla de cada símbolo del zodíaco desde un enfoque esotérico. La mayoría de los símbolos zodiacales son más bien un compuesto de símbolos menores. El ejemplo clásico es el de Venus o Marte. Venus se forma por dos símbolos menores: el círculo y la cruz. Marte por un círculo y una flecha.

Capricornio se representa de dos maneras, la que parece clásica:

y la que parece moderna, como una “T” cursiva-mayúscula:

Capricornio representa la salida de la «rueda de renacimientos», se dice que a través de Capricornio el alma sale de la forma, y que en Cáncer (su signo opuesto) el alma encarna en la materia-forma. Cáncer es el primer signo de agua, y representa simbólicamente nuestra herencia acuática-reptil, es decir el animalito que llevamos dentro, o el cerebro reptiliano como se estila llamarlo desde hace unos años.
Juan-Eduardo Cirlot nos dice en su «Diccionario de Símbolos» que la naturaleza de Capricornio es doble expresada alegóricamente en forma de cabra cuyo cuerpo termina en cola de pez, alude a la doble tendencia de la vida hacia el abismo (agua) y las alturas (montaña); estas direcciones significan asimismo, en la doctrina hindú, las posibilidades involutiva y evolutiva, el retorno (volver a nuestro amigo el animalito) o la salida de la «rueda de los renacimientos» (dejar al animalito en pos de ascender hacia las alturas del espíritu) (zodíaco).

Dentro del símbolo de Capricornio se encuentra el símbolo de Cáncer, si miras bien ambos símbolos, está el «rulero» característico de Cáncer.
¿Qué nos quiere decir esto, desde la perspectiva esotérica?
Que para elevarnos a las alturas del espíritu debemos haber integrado al «animalito» que llevamos dentro, y no simplemente dejarlo atrás, ni mucho menos subestimarlo.

El primer símbolo nos muestra en su recorrido el Trabajo de Capricornio: de las claras y luminosas alturas (empezando de la parte superior izquierda del símbolo) hasta las profundidades acuáticas y oscuras para llevar esta característica canceriana hacia las alturas, (el rulero de cáncer en la parte superior del símbolo), y luego volver a descender.

El segundo símbolo (la “T”) muestra que más arriba de Capricornio no hay nada (representado esto por la línea horizontal superior), algo así como lo que viene después de Kether en la Cabalá: el ain soph (nada). En la parte inferior aparece nuevamente el «rulero» Canceriano como la base sobre la cual elevarse a las alturas.

Tomando a Buda y a Jesús como símbolos, podemos ver una estrecha relación con Capricornio. Los 28 primeros pasos que dio Buda al nacer hacen alusión a la constelación de Capricornio con sus 28 estrellas. Buda decide no entrar en el nirvana hasta que todos hayamos llegado a él (el techo que no se pasa hasta que todo lo que esté debajo de él no sea integrado). A Jesús nace durante Capricornio, y esto me recuerda la alegoría en la cuál Jesús baja a los infiernos antes de su ascensión (otra vez la misma lógica).

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