Venus o el recorrido evolutivo

La Luna es la mecánica de la consciencia. El Sol y Saturno la preservan del caos y le permiten encastrar en sociedad. El Sol da estatuto de verdad a los contenidos de la consciencia, de la Luna, y Saturno trabaja para integrarlos en el medio social. La mecánica lunar no es una mecánica inconsciente, sino naturalizada. Tendemos a confundir lo naturalizado con lo normal, lo común, lo obvio, y por tanto, se nos vuelve invisible, es por eso que confundimos lo invisible-obvio de lo invisible-inconsciente. Lo inconsciente es Venus.

La consciencia tiene una sola definición y ésta es Control. Estamos hablando aquí de un aparato sofisticado de control que utiliza las mismas estrategias del poder para «normalizar», mediante el hábito y la adaptación a la supervivencia; hábito=Luna, adaptación=Sol y supervivencia=Saturno. La supervivencia está representada por una inclusión en el medio social que permite al sujeto acceder a posibilidades para su crecimiento y evolución en la sociedad.
El inconsciente involucra todo aquello que no puede legislarse. «Se puede legislar la realidad, pero no se puede legislar la experiencia. Se puede legislar el matrimonio, pero no se puede legislar el amor» Simon.

Lo inconsciente es simplemente Descontrol, se resiste a ser «normalizado», incluido en el esquema de la consciencia. Cuando comienza a hacer presión aparecen desbalances psiquicos que van, desde una suave depresión hasta la locura y la necesaria marginación del sujeto de la sociedad. Es necesario «meter mano» en el esquema de la consciencia a fin de que pueda integrar, absorber, los aspectos que hacen presión para emerger; esta visión de las cosas permitió el nacimiento del psicoanálisis y derivados. Por otro lado también se hace necesario «meter mano» directamente en el inconsciente para hacer emerger de forma precisa y controlada los aspectos desligados del control consciente; esta visión de las cosas es de por sí marginal por el sólo hecho de priorizar «lo que el inconsciente tiene para decir» sobre la legislación de la consciencia.

Todo lo dicho se resume en una lucha por el poder; es el inconsciente que tiene que adaptarse a la legislación de la consciencia o es la consciencia la que debe adaptarse menos a la sociedad y más a la palabra del inconsciente. La consciencia siempre fue asociada simbólicamente al varón y el inconsciente a la mujer. Analicemos el paralelismo que surge en la guerra de los géneros, es interesante observar la elevación social que ha hecho la mujer en el último medio siglo respecto al varón. Tal vez esto sea un símbolo de que el inconsciente tiene mucho para decir, y las estrategias de control de la consciencia se estén quedando sin herramientas para controlar este desborde de lo inconsciente. Tal vez en estos tiempos sea sabio soltar un poco el control y dejar hablar a quién tiene seguramente muchísimo para decir.

Venus ya no es una tierna diosa que canta canciones de amor apoyada sobre el alféizar mirando la Luna. Ahora tiene poder, pues es su turno y va a presionar más que nunca la conciencia hasta que se oiga lo que tiene acumulado por siglos para decir. El poderío de la consciencia deberá ponerse receptivo, y por ende, ubicarse en el banquillo y escuchar, pues el poder hoy retorna a Venus, y las mujeres todas son sus representantes. Todo lo dicho aquí obliga a que deba actualizarse bastante la mirada de Venus, y desmontar las viejas diferencias de interpretación astrológicas entre el varón y la mujer, entre la consciencia y el inconsciente, por unas totalmente nuevas.
Ojalá nazcas en tiempos interesantes como éste, reza una antigua maldición china.

Madejas Astrológicas / Venus en los signos
Ficciones. Edición Dispersa