Noctulius

«Sinister awakening - Nature as it is, raw and unaffected. That primal awareness of the vibrance of life that possesses and creates the ‘accuser’, that provokes acts that challenge the existence of the ‘sacred’. The real meaning of liberation unchained by temporary abstract ideas; the laughter of the savage, wild god. Terror to the uninitiated.»
Tomar contacto con lo inferior, con la cárcel mental, emocional, física y los vicios, que no hacen más que ampliar círculo que aprieta en más y más espacios.
La esclavitud que justifica la autoconmiseración, la invalidez, el consuelo, el victimismo, la evasión, la reclusión, el aislamiento orgulloso, esa que llora y se queja, que se alimenta con cada acción mecánica, con cada apuesta en la misma forma una y otra vez, como la esperanza ciega del idealismo, como la ambición desesperada del ludópata buscando acabarse en una partida de poker.
Y el herido, el siempre herido ego intentando dominar las indeseadas consecuencias de su mentalidad expuesta hasta las raíces: fuertes, profundas pero sistemáticamente enredadas por prejuicios, convicciones nunca verificadas, miedos nunca confrontados que cultivan en el ser la preferencia por enterrarlas para dedicarse de lleno a las alturas de la copa. Allí, cuando el tronco envenenado desde las raíces desnuda la copa, pensaremos entonces que sólo es el invierno que vino con sus fríos de renovación. Si nuevas hojas no aparecen en primavera, entonces pensaremos en que aún estamos erguidos. Sí las ramas cristalizan y se quiebran, entonces pensaremos orgullosos en el tiempo que hemos atravesado erguidos y cómo nuestras ramas se han comenzado a quebrar mucho después que las de otros árboles.
Osadía divina, única propiedad que el espíritu ha compartido al hombre[1], todo aquí está oscuro, ahora entiendo el propósito por el cual se forja la espada de ninzuwu[2]. Y ahora convivo con la frustración postergada de no haber deseado aprender más que lo que me ha sido dado.
Soy fiel a una forma de esclavitud que no elegí creer pero en la que siempre creí, y ahora los demonios refriegan en mi cara su poder sobre mi vida, ese que siempre han tenido sin por ello gozarse en mi suerte.
Aunque los he descubierto de sus hipocresías, los estoy conociendo, aprendiendo a ver, he renunciado a la tarea de erradicarlos, a la de aceptarlos, a la de confrontarlos, a la de dominarlos. Y una voluntad libre de deseo pero llena de vitalidad comienza a asomar, recordé a Rafael diciendo exaltado: «Mientras haya en la humanidad crueldad, sufrimiento, guerra y pobreza, no esperes encontrar algo distinto a esas cosas en las profundidades de tu ser».
Olvidamos siempre que nuestra consciencia es tan sólo una superficie, nuestra consciencia es el anteproyecto de nuestra existencia psicológica. Nuestra cabeza es solamente el final, detrás de nuestra consciencia hay una larga «cola» de dudas, debilidades y complejos, prejuicios y herencias, y nosotros consideramos siempre nuestras decisiones sin contar con ellas… Allí en esa zona oscura de la psique habita el Diablo. Jung[3].
[1] El retorno del origen.
[2] Hace alusión al propósito por el cual el esoterista cultiva el discernimiento y el ejercicio de pensar.
[3] Sallie Nichols, sobre el arcano del Diablo.