Armando y Desarmando

Pasa que cuando empezás a revolver, a investigar, a ser tu propio experimento, te empiezan a surgir todo tipo de dudas, preguntas, cuestionamientos, y miles de "por qués".
Pero la vida, si dudas, toma otro gusto.
Nacemos y empezamos a llevar una vida con indicaciones ya determinadas, en dónde el timeline está ya estipulado, y lo que hay que hacer y decir, muchas veces también. Somos "seguidores", seguidores de un juego con instrucciones muy iguales para todos. Si
cuando sos chico osás con salirte, las consecuencias pueden ser duras, tildes de raro, sanciones familiares, dedos apuntando, cambio de colegio.
En un punto es triste ver y saber que ese cambio, esa salida del tablero, sólo se hace (quienes lo hacen), cuando ya mucha parte del juego fue jugada; pero no importa porque ahí empieza lo rico, el desmenuce, el desarme, el ir sacando, moviendo, cambiando, y de
a poco nos empezamos a dar cuenta de que sin duda alguna somos protagonistas de estar acá, hoy, ahora (mañana no sé).
La vida debería ser un sencillo vivir, pero se vuelve tan complicada en algún momento, que si nos perdemos, se puede hacer muy pesada.
Ir entendiendo que todas y cada una de las cosas que pasan son necesarias y tuvieron que pasar porque es la forma que encontró la vida para enseñarnos algo, para mostrarnos en un punto, quienes realmente somos. No es resignarnos, es tomar y aprender.
Cuestionarnos más, pero a la vez cuestionarnos menos, y cambiar la pregunta del “por qué” a “para qué”.
Pareciera irónico tener que desarmar todo lo que fuimos armando, o lo que ya nos vino armado, pero no lo es tanto cuando podemos darnos cuenta de que en el desarme está el encuentro, lo que somos, lo más genuino y que no habíamos visto tanto hasta ahora.
Paula Martino