Netzach

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Netzach, por Dion Fortune
Del libro «La Cábala Mística»

Netzach representa los instintos y emociones que ellos suscitan. En el Macrocosmos, representan los niveles del proceso de la concreción de la fuerza en la forma. En Netzach, la fuerza es todavía relativamente libre de movimientos, sólo ligada a figuras excesivamente fluídicas y siempre cambiantes, y asumiendo en Hod por primera vez una forma definida y permanente, aunque de naturaleza excesivamente tenue. En Netzach, una forma particular de fuerza se representa como un tipo de seres, que fluyen hacia atrás y hacia delante sobre los límites de la manifestación de una manera excesivamente esquiva. Tales seres no tienen personalidades individualizadas, pero semejan los ejércitos con estandartes que pueden verse en las nubes del ocaso. Sin embargo, en Hod, tuvo lugar la individualización en unidades, y hay continuidad de existencia. En Netzach, toda mente es una mente grupal, pero en Hod la mente humana tiene sus inicios.
El factor de Netzach que está en nosotros es la base de nuestros instintos, cada uno de los cuales, en su esencia no intelectualizada, suscita los reflejos adecuados, tal como los labios de un infante succionarán todo lo que se coloque entre ellos.
Los seres de Netzach, los Elohim, no son tanto inteligencias cuanto encarnaciones de ideas.
Estos Elohim, para darles su nombre hebreo, son las influencias formativas por las que la fuerza creadora se expresa en la naturaleza. Su carácter verdadero ha de discernirse en Chessed, donde el Sefer Yetzirah los describe como los «Poderes Sagrados». Sin embargo, en Netzach, que representa el estamento superior del éter reflector, experimentan un cambio, la mente del hombre, fabricante de imágenes, empezó a trabajar sobre ellas, moldeando a la luz astral en formas que las representarán a su conciencia.
Es importantísimo que comprendamos que estos Sefiroth inferiores del Plano de la Ilusión están densamente poblados por las formas de pensamiento; que todo lo que la imaginación humana fue capaz de concebir, por opacamente que sea, tiene una forma construida en torno de ello a partir de la luz astral, y que cuanto más se detenga en ello la imaginación para idealizarlo, más clara se vuelve esa forma.
Cuando la mentalidad del hombre era todavía primitiva, él adoraba a estas imágenes, por medio de las cuales se representaba las grandes fuerzas naturales de tan cabal importancia para su bienestar material, estableciendo así un vínculo con ellas, por medio del cual se desarrollaba un canal por el que las fuerzas que ellas representaban se derramaban dentro de su alma, estimulando de esta manera el factor correspondiente en su propia naturaleza, y, de ese modo, desarrollándolo. Las operaciones de este culto, especialmente cuando se volvieron altamente organizadas e intelectualizadas, como en Grecia y en Egipto, armaron imágenes por demás claras y potentes, y a éstas se las entendió generalmente como los dioses. Generaciones de culto y adoración construyen una fortísima imagen en la luz astral, y cuando al culto se le suma el sacrificio, a la imagen se la hace descender un escalón más en los planos de la manifestación y adquiere una forma en los éteres densos de Yesod, y es un objeto mágico potentísimo, capaz de acción independiente cuando la animan las ideas concretas generadas en Hod.
Netzach, por Colin Law
Netzach corresponde a nuestros sentimientos, emociones y ánimos, porque este fondo de «clima psicológico» condiciona fuertemente la manera en la que pensamos y actuamos. Independientemente de lo que estoy haciendo, mi energía se manifestará de manera diferente cuando estoy feliz de cuando no lo estoy. A veces los ánimos y las emociones son causados por un evento específico, y a veces no: la ansiedad y la depresión sin razón son bastante comunes, y la felicidad sin razón puede ser menos común pero sucede.
Hay cientos de palabras para diferentes ánimos y sentimientos, pero muchos parecen referirse a distintos grados de intensidad de la misma cosa, o el mismo sentimiento en diferentes contextos, y el número de distintas dimensiones internas de sentimientos parece ser pequeño. Depresión, miseria, tristeza, felicidad, goce, gusto, rapto y éxtasis parecen yacer sobre el mismo eje, como aversión, odio, disgusto, afecto y encanto. Es un ejercicio interesante identificar los sentimientos genuinamente cualitativamente diferentes que puedes experimentar realmente evocando dicho sentimiento. Yo he intentado el experimento con un número de gente, y probablemente encontrarás que hay menos de 10 sentimientos distintos.
La Virtud de Netzach es la generosidad, y su Vicio el egoísmo. Ambos, la Virtud y el Vicio son actitudes hacia cosas-que-no-son-yo, específicamente, otra gente, y criaturas vivientes.
Si yo estuviese rodeado por cien millas cuadradas de desierto vacío, entonces mi actitud hacia otras cosas vivientes no importaría, pero no lo estoy, y nada de lo que hago carece de consecuencia: mis propias necesidades, deseos y sentimientos invariablemente tienen un efecto sobre la gente, los animales y plantas, todos los que quieren vivir y tienen algún nivel de necesidades y deseos y sentimientos también. El egoísmo tomado hacia un extremo es una negación de la vida, porque niega la libertad y la vida a cualquier cosa que esté en el camino. El egoísmo es el principio de que mis necesidades vienen primero. Netzach yace en el Pilar de la Fuerza, y es una expresión de energía de vida, entonces negar la vida es una perversión de la fuerza simbolizada por Netzach, de aquí la atribución del egoísmo al Vicio.
La Visión de Netzach es la Visión de la Belleza Triunfante. Mientras que la Visión del Esplendor correspondiente a Hod es una visión de complejas relaciones abstractas, simetría, y elegancia matemática, la Visión de la Belleza Triunfante es puramente estética y firmemente basada en el mundo real de las texturas, los olores, los sonidos, y los colores, una correspondencia apropiada a Venus, la diosa de la belleza sensual.
Supongan que dos compradores de casas van a mirar una casa. El primero está interesado en el número de cuartos, el tamaño del garage, la posición relativa de la casa a las comodidades locales, el precio, el número de metros cuadrados en el lote, y si las ventanas tienen doble vidriado. A la segunda persona le gusta la decoración en la antesala, el color del baño, la planta de glicina en el jardín, el árbol de cerezas, la forma curva de las escaleras, y el techo inclinado en uno de los dormitorios. A los dos les gusta la casa, pero al primero le gustan varias propiedades abstractas asociadas con la casa, mientras que al segundo le gusta la casa en sí misma. Supongan que las mismas dos personas compran la casa y deciden hacer magia ritual. La primera persona quiere túnicas blancas porque el blanco es el color de los poderes de la luz y la vida. La segunda quiere una túnica verde de terciopelo porque se siente y se ve bien. La primera lee montones de libros sobre como llevar a cabo un ritual, mientras la segunda se sienta debajo del árbol de cerezas en el jardín y hace algo que se sienta bien en el momento.
La primera persona ha continuado escogiendo basando en una noción abstracta de lo que es correcto, mientras que la segunda escoge basado en lo que se siente bien. Ambos están guiados por un sentido interno de «rectitud», pero en el primer caso está basado en criterios abstractos, mientras que en el segundo está basado en una noción de la belleza estético personal.
La Visión de la Belleza Triunfante tiene un poder apremiante. Es pre-articulado e inherentemente no-crítico, y al mismo tiempo es inmensamente prejuiciado. Una persona en su control pronunciará un juicio sobre el gusto de otra persona en arte, literatura, ropa, música, decoración o cualquier cosa, y lo hará con una falta de conciencia de sí mismo tan profunda que es posible creer que el buen gusto es ordenado en el cielo. Esta persona se burlará de aquellos que se rodean a sí mismos con reglas, regulaciones, principios y análisis, la «sintaxis de las cosas» como E. E. Cummings lo pone, y en lugar de eso exhiben una espontaneidad caprichosa, una intuición (así lo creen) penetrante, y un espíritu libre en sintonía con el flujo y reflujo de la vida.
Están aquellos quienes pueden quejarse sobre su impresionante arrogancia, inconstancia, inconfiabilidad, y su constante flujo de opiniones prejuiciadas e indiscutibles repartidas con autoridad magisterial, pero aquellos que se quejan son (claramente) retentivos-anales recogedores de piojos y no cuentan. Para una inmersión total en la pesadilla de una visión puramente estética uno debería leer Retrato de Dorian Grey de Oscar Wilde.
La Ilusión de Netzach es la proyección. Todos tendemos a percibir sentimientos y características en otras gente que encontramos en nosotros mismos y cuando adivinamos bien es llamado «empatía» o «intuición». Cuando lo adivinamos mal es llamado «proyección», porque estamos adscribiendo incorrectamente nuestros sentimientos, necesidades, emociones o deseos a otra persona e interpretando su comportamiento de acuerdo a eso. Es como si estuviésemos «proyectando» nuestros propios sentimientos sobre el mundo como un proyector de películas.
Algún nivel de proyección es ineludible, y como mejor medida puede ser balanceado con una conciencia crítica de que puede ocurrir. Sin embargo, la proyección es insidiosa. La proyección usualmente «se siente bien», y la fuerza del sentimiento asociado con una proyección puede fácilmente superar cualquier conciencia intelectual.
Una de las más superadoras maneras de proyección acompaña el deseo sexual. ¿Por qué encuentro una persona sexualmente atractiva y no otra? ¿Por qué encuentro características en una persona sexualmente atractiva pero no otras? En mi propio caso descubrí que cuando pongo juntas todas las características que encuentro más atractivas en una persona emergió una imagen consistente de una "persona ideal", y cada persona que alguna vez he considerado como un posible compañero sexual fue instantáneamente comparado con este modelo. De hecho, había más de un modelo, más de un ideal, pero el número era limitado y cada modelo estaba muy claramente definido, y, más importante, cada modelo era interno. Mis sentimientos sexuales (y generalmente muchos otros sentimientos) sobre una persona estaban basados en un modelo interno aparentemente arbitrario.
Esto era loco. Encontré que mis sentimientos sexuales sobre una persona cambiarían dependiendo de como se vistieran o comportaran, o qué tan bien «encajaban con el ideal». Se volvió obvio que con lo que estaba enamorado no existía fuera de mi mismo, y estaba tratando de encontrar este ideal en todos los demás. Cada uno de estos «modelos» era un aspecto viviente de mí mismo que yo había escogido no considerar como «yo», y en compensación usé mucho de mi tiempo intentando encontrar gente que trajera estas partes a la vida, como un director audicionando actores y actrices para un papel en una nueva obra. Si una persona previamente identificada como ideal falla en cumplir mi noción de como deberían estar comportándose idealmente entonces yo proyectaría una falla en ellos: ¡había algo mal con ellos! Locura de verdad.
El psicólogo C. G. Jung reconoció este fenómeno y dio a estos componentes idealizados y proyectados de nuestra psique el título «arquetipos». Jung identificó varios arquetipos, y vale la pena mencionar los mayores y más influyentes, ya que pueden ser encontrados generalmente en casos de proyección.
El Anima es el arquetipo femenino ideal. Ella es parte genética, parte cultural, una figura moldeada por la moda y la publicidad, un compuesto inconsciente de mujer en lo abstracto. El Anima es común en los hombres, donde puede aparecer con poder firme en sueños y fantasías, una proyección llevada a la vida por el no inconsiderable poder del impulso sexual masculino. Ella puede ser mansa y submisiva, seductora y atractiva, aventurera y peligrosa, una prostituta barata o una diosa inalcanzable. No hay un "anima estándar", pero hay muchos patrones reconocibles que tienen una influencia poderosa en hombres particulares. El material de las fantasías sexuales masculinas (encontradas en las tapas de las revistas, por ejemplo) es asombrosamente predecible, clicheado, e inimaginativo, y contiene un número limitado de vistas estereotipadas de mujeres que están tan cerca del "menor denominador común anima" como uno puede encontrar.
El Animus es el arquetipo ideal masculino, y mucho de lo que es verdad sobre el Anima es verdad sobre el Animus. Hay diferencias; la cualidad predominante en el Anima es su apariencia y comportamiento, mientras que la cualidad predominante en el Animus es el poder social y competencia. En los intereses de la igualdad sexual vale la pena mencionar que el material de las fantasías femeninas es también asombrosamente predecible, clicheado e inimaginativo, y contiene un número limitado de vistas estereotipadas de hombres que están tan cerca de un «menor denominador común animus» como uno puede encontrar.
La Sombra es la proyección del «no-yo» y contiene deseos e impulsos prohibidos o reprimidos. En muchos hombres el Anima es reprimida y en muchas mujeres el Animus es reprimido, y así ambos forman un componente de la Sombra. Sin embargo, la mayor parte de la Sombra está compuesta de impulsos prohibidos, y la Sombra forma una personificación del mal. Mucho de lo que es considerado mal es definido socialmente y la personificación comunal del mal como una fuerza externa trabajando contra la humanidad (como Satán) es muy común.
El Personaje es la máscara que una persona lleva como miembro de una comunidad donde una gran proporción de su comportamiento es definido como un rol como doctor, maestro, administrador, contador, abogado, lo que sea. La proyección ocurre de dos maneras: primero, alguien puede ser usado para conformar un rol en una manera particularmente rígida o estereotipada, y así sufrir una pérdida de la individualidad y probablemente contraer un grado de prejuicio o confianza equivocado. Segundo, mucha gente se identifica con un rol hasta el punto de que llevan ese rol a todos los aspectos de su vida privada. Esta «proyección en sí mismo» es una forma de identificación – ver la sección sobre Tifareth.
El arquetipo del Ser Propio al nivel de Hod y Netzach es usualmente proyectado como una forma ideal de persona: eso es, alguien creerá que él o ella es altamente imperfecto, pero es posible alcanzar un estado ideal de ser en el cual esta misma persona es amable, encantadora, sabia, misericordiosa, compasiva, en armonía con el Absoluto, y otro «agarrar y mezclar» de atributos santificantes. Esta proyección de la perfección se ajustará sobre una persona viva o muerta, quien se convierte en un héroe, heroína, gurú o maestro, con habilidades asquerosamente exageradas.
Esta proyección puede también ajustarse a una visión de «yo mismo hecho perfecto». La visión proyectada de «yo mismo hecho perfecto» es común (casi universal) entre aquellos que buscan «desarrollo espiritual», «entrenamiento esotérico», y otras formas de desarrollo propio, y en casi todos los casos está basado en un ideal abstracto. La persona afectada por esta condición probablemente insistirá en que el ideal humano ha existido realmente en ciertos individuos raros (usualmente santos y gurús muertos hace tiempo, o alguien que vive a una gran distancia), y ese es el tipo de persona que él o ella desea ser.
Debería ser cómico, pero no lo es. Hay más que decir sobre esto, y se mantendrá hasta la sección sobre Tipheret.
El Klippot o caparazón de Netzach es hábito y rutina. Cuando el comportamiento, con todo su potencial para nuevas experiencias y nuevas maneras de hacer las cosas, se traba en patrones que se repiten una y otra vez, entonces la energía de vida, el aspecto de fuerza de Netzach es apartado y lo que queda es el caparazón muerto y vacío del comportamiento. Igual que el Klippot de Hod es el orden rígido, la petrificación de la representación interna de uno de la realidad, así el Klippot de Netzach es la petrificación del comportamiento.
Los Nombres de Dios de Hod y Netzach son Elohim Tzabaoth y Jehovah Tzabaoth respectivamente, que significan «Dios de los Ejércitos», pero en cada caso una palabra diferente es usada para «Dios». El nombre «Elohim» está asociado con las tres sephiroth en el Pilar de la Forma y representa una tendencia femenina (metafóricamente hablando) en ese aspecto de Dios.
Oreb Zaraq, responsabilidad-de-si y amor
Por Rafael Barrio
Netzach es la esfera que contiene los Oreb Zarak (es la primera energía plural del árbol, luego de Lilith y Samael, la traducción más cercana sería «Cuervos de Destrucción»).
Oreb Zarak completa mucho el trabajo con Ishtar y viceversa. Y ambos nos hablan de Amor, nos enseñan sobre lo que significa para el esoterista verdadero el amor. Y esto es un gran desafío, que tal vez no se complete con esta esfera, pero sin duda comienza aquí. 
Voy a reproducir algunas palabras de Warlock Asylum, en su libro «The Atlantean Necronomicon», sobre el amor.

«Vengo de un mundo donde muchas personas pasan buen tiempo dentro de relaciones, y cuando estas relaciones se terminan se encuentran preguntándose: “¿De qué se trató todo ese tiempo gastado en la relación?” Lo que sea que la relación te haya quitado en tu vida, de eso se trató la relación. Las personas, debido a su orgullo, no les gusta oír esto porque implica que durante el tiempo que estuvieron en una relación, ellos no estaban en control de sus propias vidas...
Las relaciones requieren una enorme cantidad de responsabilidad-de-sí y hay un montón de personas que tienen miedo de ser responsables de sí mismos. Esta es una gran razón por la cual algunas relaciones no funcionan!! Una persona que actúa de forma responsable sabe cómo comunicarse y escuchar, porque estas habilidades fueron adquiridas en su lucha por la supervivencia. Cuán bien nos adaptamos a nuestros entornos está basado en cuán responsables somos como individuos. La responsabilidad-de-sí es necesaria para poder ganar una fuente de ingresos, sobresalir en la escuela, etc... No puedes hablar de amor sin hablar de responsabilidad.
Existen muchas personas en el mundo que desean evolucionar espiritualmente y tienen miedo a amar. Aunque lo que de verdad temen es ser responsables de sí mismos. Temen mantener su palabra. Temen no ser capaces de resistir la tentación. Temen todas las cosas que demanda la supervivencia, y también temen amar. Las relaciones son vehículos que pueden ser motivados por amor o vicio. Cuando una relación es motivada por amor, ésta incrementa nuestro sentido de la responsabilidad-de-sí. Desarrolla éxito en otras áreas de la vida porque el amor mejora nuestra perspectiva hacia la vida y sus responsabilidades. Cuando una relación es motivada por el vicio, la esencia básica de la vida comienza a faltar. La alegría es reemplazada por depresión. Otra indicación de una relación motivada por el vicio, es cuando las personas involucradas en una relación sienten que necesitan un tiempo separados para recomponerse a sí mismos. Si una persona necesita salirse de una situación para mejorarse a sí mismo, sus acciones admiten, aunque sea de una forma ignorante, que las fuerzas que guían la situación no lo benefician como individuo.
Los sentimientos son condicionales, el amor es incondicional, aunque sea en su forma más íntima. La razón por la cual las personas ponen los sentimientos sobre el amor es debido al hecho de que los sentimiento vienen sin las responsabilidades que el amor crea.
Te sientes atraído/a hacia alguien de alguna manera y de forma instantánea. La invitas a tu vida de forma íntima antes siquiera de desarrollar una amistad. Este es un ejemplo de cómo las personas ponen a sus sentimientos sobre el amor. El problema se hace mayor cuando las personas confunden sentimientos por amor. “¿Realmente quieres volver con ella, o lo que deseas tener otra vez tu posesión?” Si dejas que tu amor vaya hacia ella, las cosas seguramente irán bien.”»

¿Sabes distinguir el amor del vicio? Oreb Zaraq exacerbará todos tus vicios para que ellos dejen de tomar control sobre tu vida, para que puedas discriminar.
El amor es desapegado, pero amor no es desapego, el amor es responsabilidad sobre uno mismo, pero ser responsable no es amor. El amor es saber fluir con otras personas sin fijar lazos de dependencia, ser independiente y suelto tampoco es amor. El amor posee altas dosis de estrategia, pero ser estratégico no significa amar.
Con Oreb Zaraq aprendemos a ver todas esas cosas que, sin desarrollar en nosotros mismos, las buscamos en los demás. Esto no quiere decir que uno no deba necesitar del otro, sino que uno debe hacerse responsable de sí mismo y emitir ese mismo mensaje al otro.
Con Lilith aprendimos que una cosa es instinto sexual y otra cosa son los sentimientos. Seguramente antes de trabajar con Lilith tendíamos en muchos puntos a confundir ambas cosas. Con Netzaj aprendemos a discriminar sentimientos de amor. Y no es raro que estos cuervos nos revelen que nunca hemos amado, o peor, que no queremos hacerlo.
Oreb Zaraq nos enseña que el otro no es un polo complementario sino simplemente otro, y que entender las relaciones como polos complementarios es una de las peores mentiras lanzadas sobre la humanidad para domesticar al hombre en el instituto de la familia. Esta esfera no sólo nos muestra que no necesitamos en absoluto del polo complementario para sentirnos unificados, sino que es más que eso, que es NUESTRA RESPONSABILIDAD unificarnos. La humanidad aprende siempre más fácil lo que le libra de responsabilidad. Aprender a ser completo, asumir la responsabilidad de saberse completo significa aceptar lo que somos, lo que tenemos, sin utilizar energía ajena, ni perder la propia regalándola a otros. Asumir la responsabilidad de nuestros instintos sin eventualmente andar proyectándolos sobre objetos sexuales para que luego estos mismos instintos (tauro) nos dominen a través de otra persona, con lo incómodo que puede ser tanto para uno como para el otro semejante, y tan común, proyección. Conocer el sabio manejo de los tiempos en las relaciones humanas, saber cuando actuar, cuando callar, cuando aparecer y cuando desaparecer (libra). Pero no para conquistar la atención del otro sino porque ser responsable de sí mismo es también saber ponerle límites a los sentimientos, y esta puesta de límites se percibe como un sabio manejo de los tiempos en las relaciones humanas. Los sentimientos siempre son gobernados por los tiempos, no así el amor. Uno es diestro en el manejo de los tiempos para gobernar sobre SUS PROPIOS SENTIMIENTOS, no para gobernar los del otro. Os aseguro que si saben gobernar sus propios sentimientos, nunca necesitarán gobernar sobre los de otro.
Con Netzach se empiezan a conocer aspectos de la propia ánima (que se profundiza en Ishtar). Los japoneses dicen: donde va tu atención va tu Ki, a mi me gusta decir: donde se posiciona tu ánima va tu deseo. Con Oreb Zaraq el ánima empieza a moverse, a develarse, a librarse de millones de lazos con muchas personas y cosas. Las fuerzas de seducción se encuentran en esta esfera y en Ishtar, pero son accesibles sólo para aquel que sabe gobernar sus instintos (Lilith) y sus sentimientos (Netzach), obviamente llegado este punto uno se da cuenta que no es su verdadera voluntad seducir, sino que se pone una meta más alta: aprender a amar. De todos modos uno se vuelve capaz de detectar millones de formas de seducción por parte de los demás, la mayoría son formas de manipulación de personalidades inseguras.
Con Oreb Zaraq comienza el viaje de la alquimia del deseo, tal vez el viaje más hermoso que nos propone el recorrido, la transmutación del placer sensual en placer espiritual, pero sin desconectarnos jamás de la materia, una mejor forma de expresarlo sería: vivificar-espiritualizar la materia.
La primera dualidad que nos autoimponemos es la de la pareja, si nos creemos incompletos, escindidos, es posible que nuestra mente no pare de dialogar de forma estéril con una parte que percibe exterior a ella misma. En la restauración de la unificación que comienza en Netzach también se transmuta el diálogo interno y los estados de contemplación suelen reemplazar un buen porcentaje de parloteo mental. Los sincronismos lógicamente se multiplican, ya que el pensamiento lineal-dualista merma cuando psicológicamente nos damos cuenta que sólo es nuestra responsabilidad volvernos seres completos... con o sin pareja.
Se verá muchísimo con esta esfera, como uno establece «enganches» con los demás, y la forma y el lugar que ocupa el otro en su interioridad. También se verá como los «enganches» nos evitan de amar, que es lo mismos que asumir una total responsabilidad-de-sí. No es para nada incorrecto decir, parafraseando a Warlock: «Vengo de un mundo donde muchas personas dicen y buscan amar para precisamente librarse de hacerlo de verdad».
Oreb Zaraq, la fuerza del apego mecánico
Por Rafael Barrio

Apunte construido con el material de las experiencias de alumnos con la energía
Después de leer detenidamente las devoluciones de los practicantes, me vino a la mente la siguiente frase: «Sólo se ama una vez en la vida». Googlé “se ama una vez en la vida”, y me encontré con 3530 resultados. Leí un poco de aquí y de allá, impresionado de la gran sarta de estupideces me encontré pensando: ¿Qué posibilidad tiene el humano mecánico, quien siente que con su existencia y el cumplimiento responsable de las demandas sociales alcanza y sobra para obtener una vida espiritual y psicológica digna?
Una vez que se proyecta la fuerza amorosa de Netzach, se fija una sensación, una imagen, un vínculo, un deseo concreto. Y toda la fuerza queda fijada allí. «Ansiar una meta es jugarse por algo, es estar convencido de algo, por ende pones el cuerpo y el alma por ese ideal... o por la realización (Malkuth) de eso por lo que te jugás, por el sostén de la meta, de la fuerza del deseo dirigida, e integrando en un habitar consciente de lo que guardamos adentro, comprometido con lo que uno es.» J.C.
Es muy poderoso el deseo cuando se fija, y si el objeto de esa proyección se pierde, el dolor puede ser insostenible. Y la resolución de lo traumático puede llevar años, si llegamos a detectar que allí quedó fijado el apego —en un objeto que no está, en un fantasma, en lo que no pudo ser. Lo que nos supera se lo delegamos a la psiquis, que es tonta pero efectiva para ayudarnos a seguir adelante, y así olvidamos sin restaurar la fuerza fijada. Sólo entendemos luego cuánto nos cuesta volver a amar el doble que la primera vez, y no sabemos por qué. Y es simple: hemos quedado fijados, nuestra fuerza amorosa quedó presa de lo que no pudo ser, de lo que no está, de lo que no es, pero al mismo tiempo ocultamente se anhela. Oreb Zarak nos puede mostrar la fijación para que nos hagamos cargo de ella y descubrir, no que nunca hemos amado, sino que lo hemos hecho sólo una vez en la vida: «El problema surge cuando te comprometés con algo que no te da fuerza, o no impulsa un deseo renovado para avanzar, hacia una meta honesta, o más que honesta, auténtica... y huyo de modo neurótico de los nuevos compromisos que surgen en mi vida, por miedo a lanzarme hacia lo nuevo, mantengo un compromiso oxidado por mera tradición, por una tradición fatua, o falsa, esa casita de migas de pan, que no sirve para sostenerse en los planes que deseo, en el fondo.» J.C.
La diferencia formal y estética entre el desapego y la frialdad estriba en que la segunda nunca es desapegada, nunca es libre. La frialdad nos recuerda, en nuestras huidas hacia lo diferente, que seguimos presos de lo mismo. El desapego, en cambio, nos recuerda en su fuerza amorosa que es como un lente que hace foco en diferentes partes de un paisaje, resalta su belleza, pero el foco siempre es el foco y el paisaje siempre es el paisaje.
Nuestra falsa individualidad termina siendo una identificación hacia un objeto al que esta fijada la propia energía amorosa. Nuestra falsa autoestima es un ideal donde quedó fijada la fuerza amorosa. Somos pescadores de peces que, una vez nuestros, son pescados muertos que nos alimentan pero no nos nutren. No sería divertido pescar si la consecución del alimento superara al tiempo que sostenemos la tanza entre el anzuelo y la caña. Siempre encontré a los que aman ir a pescar repletos de ilusiones inconclusas, amores fallidos, sorprenderse muy poco es rasgo común entre los pescadores.
Oreb Zaraq corta la tanza y nos queda la vista, mas no la mano que sostiene y agarra, para unirnos a los peces. «Con esta esfera el entorno me iba mostrando como me proyecto hacia los demás. Con los hombres específicamente me conecté demasiado pero de manera hostil y agresiva…tanto de ellos hacia mí como yo hacia ellos. Con mi mamá también choqué muchísimo… con mis amistades también ya que estaba muy explícita y provocadora con mis comentarios y en general siempre fui de mediar y mantener la diplomacia.» V.M.
Ya no podemos manipular (no tenemos caña que justifique el uso de las manos). Sólo vemos, y nos enojamos mucho. «Me costó mucho reconocer mi sombra (no lo hecho del todo aún) y me fui al otro extremo durante el ejercicio , que fue pasar por distintos estados como desborde, represión y rigidez». V.M.
Descubrimos que la caña se había convertido en nuestra unión a los peces, y no sentimos que la soltáramos sino que se nos desgarra: «...los cuervos vienen a divertirse arrancando pedazos de mí. Sólo se salva lo esencial, la piedra dura que será disuelta para fundirse en mí. Fue DENSO, amenazante, desgarrador.» L.C.
Y nos quedamos finalmente sin caña, ni tanza, ni anzuelo para unirnos a los peces: «Los apegos quedaron al descubierto, y se movilizaron todas las estructuras y formas de comportamiento, acción-reacción, utilizadas hasta el momento. Sentí un quiebre en éstos comportamientos rutinarios y hábitos, generando un vacío, pero necesario y saludable. Con Oreb Zarak, pude percibir cómo por momentos quedaba presa de ciertos rasgos de control y posesión (como si fuesen brotes), pero también me mostró otra forma, es decir, luego llegué a experimentar la sensación de libertad y sorpresa que se genera cuando se suelta el control y dejamos que las cosas fluyan.» L.G.
Y lo más interesante es que en muchos casos descubrimos que el estanque no contenía peces sino nuestra imagen reflejada: «Curiosamente esta energía que enseña el desapego hacia los demás me mostró el fuerte apego que venía teniendo hacia el otro que es yo mismo... Al ir bajando este fuerte apego me fui conectando con otros que no soy yo. Ni siquiera podía ver el amor que tenían los demás hacia mi.» C.H.
Se verá muchísimo con esta esfera, como uno establece «enganches» con los demás, tanto como la forma y el lugar que ocupa el otro en la interioridad. También se verá como los «enganches» nos evitan de amar, que es lo mismos que asumir una total responsabilidad-de-sí. No es para nada incorrecto decir, parafraseando a Warlock: «Vengo de un mundo donde muchas personas dicen y buscan amar para precisamente librarse de hacerlo de verdad».
Lo más interesante de vivir el proceso de «purificación» propuesto por Oreb Zaraq, es que terminamos actuando aprendiendo a amar de una forma más real, «manteniendo la claridad entre aquello que es propio y aquello que es ajeno.» A.V. Y lo curioso de todo esto es que, sin tanza de por medio, es posible relacionarse con las cosas o el otro de una forma tal que las cosas, el otro y uno crezcan paralelamente y acompañados.

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