16. Ganzir

cadavera
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El Pórtico de Ganzir
¡BAAD ANGARRU!
¡NINNGHIZHIDDA!
¡A ti te invoco, Serpiente de la Profundidad!
¡A ti te invoco, NINNGHIZHIDDA, Serpiente Cornuda de la Profundidad!
¡A ti te invoco, Emplumada Serpiente de la Profundidad!
¡Abre!
¡Abre el Pórtico para que pueda entrar!
¡NINNGHIZHIDDA!
¡Abre!
¡Abre el Pórtico para que pueda entrar!
¡NINNGHIZHIDDA, Espíritu de la Profundidad, Observador del Pórtico, Recuerda!
¡En el Nombre de nuestro Padre, ENKI, antes del Vuelo, Señor y Amo de Magos, Abre el Pórtico para que pueda entrar!
¡Abre, para que no ataque el Pórtico!
¡Abre, para que no rompa sus barrotes!
¡Abre, para que no ataque los Muros!
¡Abre, para que no Lo salte por la fuerza!
¡Abre el Pórtico, para que no haga que los Muertos se levanten y devoren a los Vivos!
¡Abre el Pórtico, para que no le dé poder a los Muertos y superen en número a los Vivos!
¡NINNGHIZHIDDA, Espíritu de la Profundidad, Observador del Pórtico, Abre!
¡Que los Muertos se levanten y huelan el incienso!

Y cuando el Espíritu del invocado aparezca, no os espantéis por su forma o condición; y decidle estas palabras: UUG UDUUG UUGGA GISHTUGBI

Y él adquirirá un aspecto agradable y responderá con sinceridad todas las preguntas que le formuléis, porque tiene inteligencia para hacerlo. Y ha de recordarse que, en cuanto las preguntas hayan sido respondidas con satisfacción, el Espíritu ha de ser enviado de vuelta al lugar del que vino, sin retenerlo más tiempo y sin intentar liberarlo, ya que ésa es una violación de la Alianza, lo que os acarrearía a vosotros y a vuestras generaciones una potente maldición, porque está prohibido mover o desenterrar los huesos de los Muertos. Se puede despedir al Espíritu por medio de estas palabras: ¡BARRA UUG UDUUG UUGA!

Entonces, desaparecerá de inmediato y regresará a su lugar de reposo. Si no se marcha en el acto, volved a recitar las mismas palabras, y así lo hará.

Ganzir por Warlock Asylum
Cuando este pórtico es abierto todas las cosas son posibles. Desde Ganzir se puede viajar a todos los tiempos y lugares. A través de Ganzir uno puede llegar a ser sabio, un venerable Antiguo en su propio derecho. Algunos, entre los Iniciados, le temen porque ellos no pueden resolver el conflicto que tienen consigo. Eligen la ilusión y externalizan este conflicto en una duplicidad dicotómica que no ha existido en ningún lado salvo en sus propios corazones. Ellos han envenenado a muchos con esta trampa, pero son ellos mismos los que beben del veneno de su propia destrucción como si fuera un Elixir de Vida. Rabiosamente luchan contra su propia evolución, buscando permanecer esclavos hacia sus conceptos erróneos y el engaño de sus miedos parasitarios.
Para vivir, uno debe morir. Para vencer el miedo, uno debe ser consumido por este hasta que él y el miedo sean uno. 
Cuando nos volvemos uno con el miedo, sus máscaras se rompen y abrazamos el reflejo de nosotros mismos que ha sido aprisionado dentro de nuestros conceptos erróneos y mentiras con las que nos hemos convencido como verdades. Tememos aquello que nos permite convertirnos en sabios y poderosos. En el Valle de las Sombras, rompemos el vínculo y enterramos los fragmentos rotos de nuestro miedo y ego. En ese momento morimos, en ese momento estamos Vivos.
Los Siete nos revelan nuestros miedos. Mientras vamos removiendo son mascaras sin rostro, nos revelan nuestra fortaleza confrontándonos con nuestras debilidades. En nuestras debilidades nos quebramos y somos consumidos por nuestros propios demonios. Encontramos nuestra verdadera fortaleza aceptando aquello que nos destruye en el amor.
En nuestra destrucción, renacemos. Algo cambio y nos fortaleció a partir de volvernos nuestro propio destructor. El rostro bajo la máscara es nuestro propio rostro.
Nuestras piezas rotas se convierten en la carga que llevamos a través de los Pórticos, a pesar de nuestra evolución; esta carga es la más difícil de soportar. Pensamos que somos libres, pero aun nos queda llevar nuestras cadenas. Estamos tan atrapados en las revelaciones dadas a nosotros a través de la experiencia que olvidamos que, a pesar de nuestros esfuerzos, seguimos siendo la misma máquina rota que éramos al principio; la única diferencia es que somos conscientes de este hecho cuando antes éramos ignorantes. 
Cuando hemos llegado a ser entronizados sobre nuestras victorias y, en el apogeo de nuestro poder, nos encontramos ante el reto de aceptar lo inaceptable. En nuestro momento de triunfo, ante nosotros, se abre la Estrella Rota! Nos invita a entrar en el lugar de la muerte y enterrar todo lo que ha venido antes. Se exige nada menos que todo, porque no hemos hecho nada en virtud! Se llama a enterrar nuestros pecados, ya que son la suma total de nuestro ser. La vida viene de la muerte y de las semillas de nuestra vida anterior, se nos plantea una nueva creación inmortal e incorruptible.
La muerte no tiene poder sobre nosotros porque su deuda ha sido pagada; hemos dado nuestra vida, y por la Alianza, no le debemos nada más a la Muerte!
Desde la Tumba de tumbas, abrimos nuestros ojos en el Templo de toda creación, donde todas las posibilidades esperan a ser puestas en la forma. A partir de aquí, somos elevados a colocarnos entre las Estrellas y caminar sobre la Tierra en poder y comprensión. La Estrella Rota se convierte en nuestro Santísimo Lugar desde donde todas nuestras experiencias emergen! Todos los lugares, todas las horas, a todo puede accederse desde a través del Pórtico de Ganzir! Desde la paz de la tumba, nos convertimos en Dioses. Fuente: El Necronomicón Atlante 
Ganzir por Rafael Barrio
Ganzir brinda el poder, pero el poder es de los muertos. 
Y el poder es suministro de energía para las máquinas, así han corrompido su combustible, envenenado su alimento. 
¡Han viciado al mismísimo poder! 
Los Mayores no pueden restaurar al poder su Virtud, ni aun sus hijos. 
Un alto precio han tenido que pagar por desterrar a sus ancestros, portadores del Origen: los Grandes Antiguos. 
Sin sus Ancestros, la segunda fuerza (que son los muertos) no puede ser dominada, se vuelve estéril y, en su afán de subsistencia, fecundos se vuelven los muertos replicándose a sí mismos en los hijos de los hombres.  
Llaman a su movimiento inútil vida, pero están muertos, y se replican y siempre están cerca para acudir al Llamado.
El Sacerdote tiene tres casas lejanas entre sí. 
Nunca mora por mucho tiempo en ninguna, 
He allí su perspectiva, una bendición para su ojo abierto.

Sea la de los Ancestros mi casa en las estrellas, la de los Mayores mi casa con fuentes e incontables cántaros de agua sagrada, la de los Muertos mi casa en el mundo de los hijos de los hombres. 

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