Más allá de la compatibilidad

“… no existen relaciones (personas) que de por sí nos garanticen la felicidad. Todas nos hacen trabajar sobre nosotros mismos, queramos o no. Es el principal campo de autoconocimiento que existe. De todos modos, si tengo que pensar en una relación ideal pensaría en una compatible con un porcentaje levemente más inarmónico que armónico. La inarmonía le pone pimienta y pasión a las relaciones amorosas, pero mucha pimienta hace estornudar, y estornudar muchas veces hacer arder la nariz y eso duele.” Sobre el famoso somos compatibles..

En astrología básicamente tenemos 7 planetas clásicos más 3 no tan clásicos que se dan a llamar transpersonales. Nada más atinado en la astrología psicológica que definir a los planetas como funciones. Claro, la función pensante, la función emocional, la función racional, etc… Aunque parezca que un planeta es igual a una función, en realidad cada planeta resume varias funciones que se desprenden por analógica de las descripciones propias del astro en cuestión.

Obviamente toda función necesita reflejarse para tomar forma, de ahí que por definición sea vincular en sí misma. Si los planetas son funciones, entonces todos los planetas se vinculan, o tienen una capacidad inherente para vincularse

Cuando decimos vincularse en sentido astrológico, una cosa, un animal y una persona (más allá del valor afectivo) caben en el mismo cajón.

Hay, de todos modos, un planeta que nos habla específicamente de la cuestión vincular con otro ser humano cuando es algo más intensa que la que se puede tener con el almacenero de la esquina, o con el compañero de trabajo. Y es muy interesante lo que tiene para decir, y es extrañamente muy diferente a lo que como cultura estamos condicionados a creer.

Hablo del famoso y pésimamente entendido Venus, el cual lamentablemente se afroditizó perdiendo así las cualidades guerreras que estaban antiguamente asociadas a la diosa venusina.

Pero no vamos a entrar en detalles, simplemente es bueno recordar que Venus es esencialmente desafiante de igual modo que rige sobre el amor, la receptividad y la belleza.

¿A qué nos desafía venus? A crecer, y lo hace provocando desde el lugar en la carta natal dónde se encuentre con curiosa independencia respecto a las demás energías de la carta. Las diosas femeninas asociadas a este astro suelen ser pasmosamente independientes respecto a los otros dioses del panteón.

Lo más importante para nosotros aquí, es que Venus no representa el otro, el compañero, la pareja o el ser amado, sino Lo Otro. Otro que es así percibido pero surge del interior a conducirnos como un demonio que nos posee, nos empuja a bajar a los infiernos, a enfrentar sus desafíos. Cada signo nos dirá cuál es el desafío al que, queramos o no, lo sepamos o no, nos conduce inexorablemente.

Oculto bajo el disfraz de valores y preferencias, como un diablo envanecido y testarudo, pero silencioso e invisible, Venus nos tienta a un viaje difícil, y su campo de batalla preferido es definitivamente la pareja.

En sí mismo es un recorrido muy definido hacia un modo de ser que se anhela completo, aunque pareciera nunca alcanzarse. Su lugar es el encuentro con algo interno, con una conquista y apropiación (tauro) de un talento o rasgo que necesita desarrollarse hasta su expresión (libra). En el caso de que esos rasgos (descriptos por el emplazamiento de venus) sean proyectados será por la vía negativa (rechazo) o por la vía de la conveniencia y la comodidad (muchas parejas se sostienen por la admiración que se tienen el uno al otro, como si el rasgo admirado que expresa el otro cubriera la expresión de ese rasgo por parte de uno mismo). En ambos casos Venus queda anulado, y el vinculo se lunariza. Se imaginarán que el astrólogo sabe diferenciar muy bien el tipo de lazo que una persona tiene con otra en una mínima charla.

Este astro puede jugarnos muchas malas pasadas mientras nos enseña cómo apresarlo y apropiarlo. Y su forma predilecta es proyectarse en otro y dejarnos hechizadamente enamorados de la persona, olvidándonos que es la propia Venus quién se ubicó allí. Claro, luego la caprichosa diosa se va hacia otro lugar y nosotros acabamos vacíos junto a quién nos solía llenar.

Es la zanahoria que, no sólo los conejos sino también nosotros, necesitamos para movernos. Todos perseguimos esa función que se ubica caprichosamente donde desea, puesto que, recordemos, es independiente de las demás funciones. Y no es casualidad que lo sea también de la consciencia.

Su asociación principal es la conquista. Venus desea que la conquistemos como al mismo tiempo desea conquistarnos. Y es ahí cuando nace la lucha de poder que luego “baja” a las relaciones de pareja. (Atención: si consideras que no existe lucha de poder en la pareja, por razones de salud emocional no sigas leyendo).

Como dijimos más arriba, Venus tiende a “ubicarse en el ser amado”, y confundimos a nuestra Venus con dicho ser, y como somos más dados a lo concreto: nos disparamos hacia la conquista de la persona olvidándonos que la conquista real es sobre Venus. En ese momento esta graciosa diosa nos muestra cómo somos, nos hace espejo, nos revela cosas sobre nuestra identidad que nos parecían menos que insospechadas. Allí osa en lastimar el ego una y otra vez hasta vencerlo. Pues es el ego que obstaculiza nuestra conquista, y Venus lo quita del medio. Obviamente no vemos eso, nuestras inseguridades lunares insistirán con que no abandonemos el refugio de lo conocido para entregarnos a lo nuevo, a lo diferente, a lo que es distinto, al Otro. Allí se genera una tensión natural entre la luna y venus. Desde el punto de vista lunar esta tensión será despersonalización versus seguridad. Y desde el punto de vista venusino será: conquista versus estancamiento.

El análisis astrológico del amor es tan paradójico como cualquier buena mirada sobre el asunto. Lo paradójico es opuesto a la visión apolínea del ego básico que no alcanzó todavía la complejidad que merece la paradoja para ser captada. En términos lógicos la paradoja es un contrasentido con sentido, muestra una dinámica, y se aleja enormemente de los conceptos racionales de la causa y el efecto, de la coherencia. Venus es por definición paradojal, desde el momento en que incluye lo otro pero a la vez lo afirma como propio. Es decir, lo otro es uno mismo. Y uno mismo es lo otro.

Pocas cosas gatillan emociones y sentimientos tan paradojales como el enamoramiento. Representa, desde nuestro punto de vista y en asociación a la función venusina, el primer atentado a la estructura lunar y la fuerza que nos impulsa a conquistarnos interiormente. Pero eso no quiere decir, por supuesto, que en sí mismo nos asegure la Victoria.

¿Para pensar no? 

De «El Libro Azul».

Comentarios

  1. Que artículo excelente, claro y tan TAN REAL!!!! Y sí, es para pensar y mucho, esa zanahoria que necesitamos, de la que nos alimentamos, cuando sin darnos cuenta, como dice una amiga mía, nos "perdemos de vista" y depositamos en alguien ese "llenar y vaciar". El aprendizaje entonces sería vivir nuestros vínculos, e intensidades sin perdernos de vista, sino ayudandónos a conocernos cada vez más!
    Gracias Zinia por este gran aporte, que nos ayuda a ver con mas claridad los vínculos que entablamos!

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  2. Realmente deja pensando el artìculo...
    Me hizo recordar las infinitas veces en las que pienso acerca del "otro" como si no me incumbiese, como si lo que observo es solo de "ese" que no soy yo. Y que tonta que suelo ser cuando con esas observaciones me siento superior como si no hubiera nada que cuestionar en mi.
    Muy buena la manera en que esta encarado el tema; da gusto entender que alfin alcabo todo paso por uno mismo!.
    Exelente trabajo!.

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  3. muy buen mensaje, que cosas que uno cae en la "trampa" de la zanahoria, decia dracula a mina: "el hombre mas afortunado sobre la Tierra es aquel que encuentra el verdadero amor" y heey!!! el amor "verdaero" no es un billete que se encuentra en la calle ... entre tantas calles necesita que nosotros nos preparemos y aprendamos a ser mejores con nosotros y los que estaǹ al lado... con que seguridad uno puede pedir a alguien adecuado para uno?? si uno es un regero de cosas por meojar?? ..
    saludos

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  4. que análisis tan magistral. simplemente excelente, aquí si usaste las las pausas, los conectivos y los signos de puntuación y exclamación a la perfección.

    por cierto yo tengo venus en sagitario. alguien podría decirme sobre ese aspecto, cómo dominarlo?

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  5. Hola Rafael,
    las entradas sobre Venus es lo mejor que he leído, por lejos, gracias.
    Pero esta en especial me recuerda un hexagrama del I Ching, porque eso es lo mío más mío, Aunque la Astrología y otro saberes me interesan y los estudio, el I ching es lo mío.En mi blog escribí tres entradas sobre el hexagrama 54, La Concubina.
    Te enlazo el primero porque mi visión de ese hexagrama es bastante heterodoxo al igual que la tuya sobre Venus y se acercan mucho entre sí.
    Tal vez te interese leerlo, ahí va:
    http://abatesoderini.blogspot.com.ar/2011/09/el-hexagrama-54-fin-y-comienzo-de-la.html

    Un saludo afectuoso, continúo leyendo tu blog, reune muchos de mis intereses, gracias.

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