Introducción a las Fases de la Luna


Lo que vamos a ver es el tema de las fases de la luna, es decir ¿qué nos dice el recorrido de la luna mes a mes? Sabemos que cada 28 días la luna pasa por el mismo lugar. Es decir, que está en cada signo dos días y medio aproximadamente. Nosotros nos vamos a abocar a la interpretación de cada fase en la que se encuentra la luna mediante un ejercicio de meditación interesante, que nos va a ayudar mucho a saber sobre cómo respondemos a los ritmos energéticos que impone la luna mes a mes. Desde la astrología clásica decimos que mientras la luna esté en tal signo hay cosas que son propicias y otras que no, o por ejemplo, que tales días son buenos para realizar determinadas cosas y otras no. Nosotros nos vamos a dedicar a describir qué clima energético se impone. Por un lado, qué movimiento sucede a mi alrededor y dentro mío, y, por el otro, cómo reacciono yo a este movimiento. Meditando sobre la reacción que tengo ante tal o cual Luna voy a aprender muchísimo sobre mi mismo. Y eso ya lo van a ver cuando nos adentremos de lleno a las fases.

Es preciso, antes de empezar con lo nuestro, realizar una meditación previa, recordar ciertas cosas que se corresponden con el paradigma astrológico. Algo así como ciertas reglas que no debemos olvidar para hacer bien este trabajo. La primera es que nosotros solemos pensar que a las personas le suceden acontecimientos. En astrología pensamos justamente al revés, y decimos que a los acontecimiento le suceden personas [1]. Aquí lo activo en verdad es el acontecimiento, y la persona se “engancha” a él o no de acuerdo a su propia constitución. Digamos que la astrología tiene una posición menos sujetocéntrica que la de la cultura vigente. En otro nivel, nos encontramos con un “yo pasivo” en contraposición al “yo generador” o "que hace cosas". Digo “yo pasivo” en el sentido de que somos básicamente receptivos a la cuestión planetaria, y nuestras reacciones a los “climas” que se nos imponen
en las sucesivas fases son precisamente “re-acciones”, y de ninguna forma acciones reales. El hombre tiene que trabajar mucho sobre sí mismo para que pueda realmente hacer.

Otra cuestión importante para recordar es que cada 28 días una identidad muere y nace otra. Y que en astrología el “tiempo” es cíclico, y el recorrido es siempre el mismo. Esto nos cuenta sobre cierta predestinación en toda cosa, forma o identidad que nace. Yo ya sé cuál va a ser ese recorrido, cuales diferentes movimientos o climas se le van a imponer, y cómo desde la línea de menor resistencia esta identidad va a re-accionar ante los sucesivos climas. Fíjense qué dije: yo voy a saber sobre las reacciones de la identidad. Acabo de realizar una separación entre la identidad y el yo, ¿es esto posible?.

La identidad de la que hablo es ese “yo mecánico”, que se pone en automático y nos lleva por la vida mientras nos encontramos dormidos soñando nuestra realidad interior. Nos hace verdaderamente un favor en muchos sentidos, el tema es que tal vez abusemos un poco de ese “yo mecánico” dándole muchas responsabilidades para con nuestra vida. A ese “yo mecánico” me refiero con la identidad que cada 28 días muere y vuelve a nacer. Estamos hablando de la luna, y los que saben un poco de ella, y también los que saben un poco de Gurdjieff, verán obvia la asociación con el “yo automático lunar”.

Vamos a ver el recorrido mes a mes de nuestro “yo automático” y, al mismo tiempo, cómo éste tiende a reaccionar.

- También se consideran las fases con otros planetas, no?

Sí claro, pero siempre se empieza por la luna, ya que esta va a ser mucho más clara para entender este movimiento. La luna es la generadora de forma en astrología, y la que más afinidad tiene con nuestros queridos estados mentales-emocionales, así es que siempre se empiezan a estudiar las fases partiendo de la luna para poder entender luego qué pasa con las fases de otros planetas.

También es preciso que sepan, ya de ante mano, tres cosas que le suceden a todo astrólogo que
estudia esto. Hay tres etapas por las que van a pasar y son:

1. Se van a sorprender mucho cuando se den cuenta de la manera en que las fases se dan.

2. Van a tratar de utilizar estos momentos para sacarle provecho y usarlo a favor de un deseo parcial, es decir, “hoy luna en piscis, entonces no me conviene salir con nadie”, “voy a aprovechar la luna en leo para ir a vender” etc... pero invariablemente se van a dar cuenta no sólo que esto no sirve de mucho sino de la fatal repetición a la que sucumbimos mes a mes, cosa que es algo un tanto desesperante.

3. Van a poder “ser en cada fase”, es decir, acompañar el movimiento con una flexibilidad que les permitirá entender que ese momento es para acompañarlo, y acompañándolo es la mejor manera de que éste rinda sus frutos y se manifieste en su mayor esplendor, robusteciendo lentamente la creatividad en las respuestas que uno da a cada fase. Ya que voy a ver el movimiento, voy a ver mis respuestas en relación a un período específico que se repite cíclicamente, y voy a saber entender por qué yo estoy respondiendo de x manera.

Es decir, es en esta última etapa donde la doctrina de las fases astrológicas se vincula estrechamente con la doctrina de la flexibilidad para salirme de la repetición constante que, aunque inconsciente, caigo una y otra vez.

Estas tres etapas, no son propias de la filosofía de la astrología, sino que también encontramos mucho de esto en la sabiduría china. En la película Héroe por ejemplo, al final, el emperador desentraña la filosofía del guerrero y describe mas o menos tres etapas que tienen mucho que ver con las que describí:

1. El guerrero aprende a utilizar su espada, pero todavía está separada del corazón, (utiliza su herramienta pero no la sincroniza con su deseo).

2. El guerrero une su espada a su corazón, y se fortalece (la herramienta se une a su deseo).

3. El guerrero ya no necesita su espada, acepta (ya no necesita la herramienta, porque aprende a “escuchar” y a aceptar la situación que se implanta siendo ésta mucho más importante que “su deseo”).

Pasemos a la Fase I...
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[1] Dane Rudhyar es el primero que insertó este pensamiento en relación a lo astrológico.


De «El Libro Azul».

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